sábado, 28 de marzo de 2009

La guerra de las "cocas"

Mi hermano Abelardo, más conocido por "Majitus", desde Connecticut y vía internet, nos narra una de sus experiencias en Colombia:
Era la época en que los llamados carteles de la droga de Cali y de Medellín estaban en su terrorífica guerra: los capos de Cali enviaban a sus secuaces a ponerle bombas a Medallo y viceversa.
Cada habitante vivía en permanente zozobra y temía por su vida. Al ver o al escuchar el encendido de un fósforo se suponía que era para prender aquel explosivo y destructor artefacto. El golpear de una puerta y, peor aún, el estallido de una llanta eran motivo para que cualquier persona pensara que le había llegado la hora. Cualquier persona que veíamos en la calle con un paquete, o con una caja, de inmediato sospechábamos que ahí llevaba la tan temida bomba.
Estaba, pues, yo (hace unos siete años) en una de las principales vías de la bella villa de Medellín -la avenida Oriental- esperando el bus de Envigado que me llevaría a mi residencia; mientras el tiempo transcurría, pensaba en la espantosa situación que vivíamos los colombianos. Justo, en ese momento, vi a lo lejos una avalancha de gente que corría desesperada. Yo me llené de pánico y me dije: aquí fue mi hora final.
En medio del susto y frunciendo el cu... ello, como pude, me metí en el tumulto. Angustiado, y a la espera del estallido, arranqué a correr a la velocidad que daban mis temblorosas piernas. Al rato, mama’o y con la lengua afuera, le pregunté a uno de los sudorosos parroquianos que por qué corrían tanto; éste me contesto: “Es que vamos en la Gran Maratón de la Solidaridad por Colombia”.
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Como por entre un tubo...


Cuando los televisores eran fabricados con tubos, un día que estaba cansado de que mi esposa y mis hijos vieran tanta basura, opté por retirarles (a escondidas) uno de ellos al aparato. Me llevé el adminículo para la oficina, y cuando regresé encontré a mi señora y a los muchachos parqueados viendo su programa favorito. Muy sorprendido, les pregunté cómo era que veían televisión si –al parecer– el aparato estaba dañado. Mi esposa corrió a responderme: “¡Sí, mijo!, pero... ¡yo le pagué 100 mil pesos a un técnico para que nos lo arreglara!”.
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El humor de "Ogil"

Un príncipe azul le preguntó a una princesa:
—¿Te quieres casar conmigo?
Y ella respondió:
—¡No...!
Y el príncipe... vivió feliz toda su vida.
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Óscar Gil "Ogil"
Su vida y su obra:
* Maniático humorista, nacido en Pensilvania (Caldas), en la clínica de Los Milagros, o sea... ¡un milagro de Dios sobre el planeta Tierra! Este acontecimiento partió la historia de la humanidad hace 69 años; como quien dice: el hombrecito es modelo 41. Si bien es cierto que ya llegó a los 69, ¡no revela sino 68... y medio!
* Su musa del humor, (¡no la moza!), es la... humor-ada.
* Aparte de llamarlo por “Ogil”, lo llaman... por bíper, por celular y, a gritos. Aunque sostiene que el celular no le llama la atención; porque... ¡con la celulitis de su mujer tiene!
* Profesiones: contador..., contador de chistes; y senador, pues en el SENA ha pasado, como docente y directivo, más de la mitad de su vida. (Servicio Nacional de Aprendizaje SENA).
* Personas a cargo: tres, pero... ¡en legítima defensa!
* Sexo, casi todos los días: ¡casi el lunes, casi el martes, casi el miércoles...!
* Todos los días se levanta a las tres..., dice: ¡a la una, a las dos y a las tres, y... ahí mismo se levanta!
* Conserva la línea... delgada, (¡ahí lo pueden ver!), pues juega parqués por la internet y estudia natación a distancia; prácticas que le dan el perfil de un Sinatra... “sin atra-c-tivo” alguno.
* Siempre estuvo en la lucha, ahora se cambió al boxeo. Le gana al campeón mundial de boxeo, pero... ¡jugando ajedrez!
* Sufre de la columna, porque la tiene que escribir y enviar a varios medios de comunicación todos los días.
* Incursionó en el híbrido del “periodismo humorístico”; porque, desde chico... vendía periódicos y vivía seco de la risa.
* Ha sido (no ácido) candidato a la Alcaldía de la ciudad... ¡de la ciudad de hierro!
* Y la que le hizo “rico” fue su señora. ¡De verdad!, ella le hizo millonario; porque ¡antes era... archimillonario!
“Ogil” es de los que piensan que el humor puede erradicar o, al menos, atenuar la violencia. Él asegura: “Cuando los violentos se dediquen al mamagallismo, se acabará el tas - tas, y... ¡viviremos en paz!”.
Experiencia profesional:
* Periodista independiente, en Cali (Colombia), para medios masivos de comunicación virtuales e impresos.
* Un cuarto de siglo libretista en programas de humor para radio y televisión.
* Publica, desde el siglo pasado, hace más de 15 años –semana a semana– este espacio de humor; y, más de doce, una columna semanal de lenguaje: Buena letra.
* Escribe en varios periódicos para las colonias colombianas en los Estados Unidos: The Colombian Times, The Paisa Times, The Pastusian Times y Diario Los Andes.
* Autor y director de la revista Pa qué más..., dirigida al cuerpo médico de Colombia y del exterior.
* Autor del Minilibro de oro del humor.
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La internet



Lenguaje cibernético
La denominada web, o World Wide Web es, como lo vengo sosteniendo desde que apareció esta modalidad electrónica, el sistema de documentos de hipertexto e hipermedios entrelazados y accesibles a través de la internet.
Hay diferencia entre una página electrónica (en español), y lo que algunos denominan the web, the web site o the portal (en inglés, World Wide Web: “por todo el mundo”. De ahí la triple w que, no todas las veces, acompaña las direcciones http://).
Si bien es cierto que la Real Academia Española agregó a su vigésima segunda edición, en su diccionario del 2001, el sustantivo femenino web (del inglés web: red, malla), propio de la red informática; la verdad es que se recomienda –para contrarrestar la invasión masiva de anglicismos, y en defensa de la pureza de nuestro idioma– desobedecer esta incorporación.
Ya dije que la web, en inglés, es el sistema general; mientras que la página electrónica, en español, es cada una de las direcciones reconocidas por las grafías que identifican el sitio http:// o http://www; tales como: http://rae.es, http://concursodeortografia.com o http://fnpi.org, para citar algunas.
Aclarando que portal, también del inglés, se pronuncia con acento prosódico –golpe de voz– en la o: “pórtal”.
Hay quienes aseguran que una página electrónica se denomina a lo que quepa en un pantallazo del monitor de un P. C. Pero no es así. El pantallazo se llama ventana, tanto en los P. C. como en los Macintosh y en otros equipos.
Mi inquietud por estos anglicismos, es –sencillamente– porque no se pueden usar a diestra y siniestra, puesto que tienen sus equivalentes en español.
La gente habla indistintamente del mensaje electrónico y del buzón electrónico, como si ambos fueran “e-mails”. Si así lo fuera, resultarían frases tan incoherentes como: “Envíame un email a mi email”, cuando lo correcto es: “Envíame un mensaje a mi buzón electrónico”. También existen los buzones telefónicos, para mensajes de voz y de texto.
Por esta razón, en repetidas ocasiones, he comentado que en español tenemos algunos términos que reemplazan los de la internet:
Correo electrónico: Todo el sistema cibernético de envío y recibo de mensajes. (Semejante a los términos correo aéreo o correo postal). ¡No, internet!, que identifica más las consultas de páginas electrónicas en la superautopista de la información; de ahí que se diga: “Voy a navegar por la internet”.

Página electrónica: Cada una de las direcciones (reconocidas por las grafías http:// o www, donde se almacenan textos, gráficos, movimientos y sonidos para ser consultados en la red. ¡No, web!, porque web es –en inglés– la red informática. Mensaje electrónico: Todo lo que se envía o recibe por el correo electrónico (textos, gráficos y fotos), similar a una carta impresa. ¡Nunca, e-mail!, que es un anglicismo.

Buzón electrónico: Todas las direcciones (reconocidas por tener el signo arroba (@) para enviar y recibir mensajes, similar a lo que conocemos por apartado aéreo o postal: Mi buzón, ahora, es ogil@emcali.net.co. ¡Tampoco cabe aquí el anglicismo e-mail!
Enlace: El sitio al que se accede desde una página electrónica. ¡No, link!, también anglicismo.
Charla virtual (o conversación): ¡No, chat ni chateo!, otro anglicismo. Hablar por la red: ¡No, chatear!, que –si existe en español– es con el significado de “Beber vasos de vino”.
¡Qué cuentos, pues, de páginas web, web site, portal; email ni e-mails; links, chat, chatear, ni chateo! Estos son términos gringos que nos invaden, mandados a recoger hace rato. Además, el signo @ (arroba), por sí solo, identifica a plenitud que se trata de un buzón o dirección electrónica; luego tampoco es necesario, al citar una dirección de buzón, poner D. E. (Dirección Electrónica) ni C. E. (Correo Electrónico); así como la triple w, seguida de un punto (www.), indica –con claridad– que nos referimos a una página de la internet, y no hay necesidad de decir página web.
Para concluir, la internet (o el internet, tambien aceptado) es una red informática (género femenino) mundial, descentralizada, formada por la conexión directa entre computadoras u ordenadores, mediante un protocolo especial de comunicación. Un sustantivo ambiguo que –si no comienza párrafo– se debe escribir con minúscula.
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