martes, 13 de julio de 2010

El orgullo paterno

Cuatro amigos, después de 30 años sin verse, se encuentran en una fiesta. Luego de tomarse algunas copas, uno de ellos va al baño. Los que se quedaron empiezan a hablar de sus hijos.
El primero dice:
—Mi hijo es el orgullo de la familia. Comenzó a trabajar como ayudante en una multinacional. Estudió, se licenció en Administración de Empresas, fue promovido a gerente y hoy es el presidente. Se hizo tan rico que para el cumpleaños de su mejor amigo le regaló un automóvil último modelo.
El segundo comenta:
—¡Qué bárbaro! Mi hijo también es mi gran orgullo. Comenzó trabajando como vendedor de pasajes aéreos. Estudió para piloto comercial. Fue a trabajar a una empresa de turismo. Entró de socio y hoy es el mayor accionista. Se hizo tan rico que para el cumpleaños de su mejor amigo le regaló un avión Boeing.
El tercero agrega:
—¡Felicitaciones! Mi hijo también es muy rico. Estudió Ingeniería. Abrió una constructora y le fue tan bien que se hizo multimillonario; tanto que para el cumpleaños de su mejor amigo le regaló una mansión en Europa.
Los tres se felicitaban mutuamente cuando el amigo que había ido al baño llegó y preguntó:
—¿Qué pasa que los veo tan felices?
—Hablábamos del orgullo que sentimos por nuestros hijos. Y… el tuyo ¿qué hace?
—Mi hijo es gay y se gana la vida bailando como estripticero en una discoteca de ambiente.
Los amigos dijeron:
—¡Qué embarrada!, ¡debes sentirte decepcionado, hermano!
—No. Él es mi hijo, y lo quiero tal cual. Me llena de orgullo, y ¡tiene una suerte enorme: para su cumpleaños recibió de sus tres novios... un automóvil, un avión Boeing y una mansión en Europa!
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