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sábado, 2 de junio de 2012

¡Cuento viejito!...
Tropelía de diminutivos
Ayer, el presidente Juan Manuel Santos –en una clara alusión al expresidente Álvaro Uribe (por aquello de “Hijito, ¡por Dios!”, del gustico, y de sus huesitos, sus carnitas y sus huevitos)– propuso acabar con los diminutivos.
¡Nada nuevo! Carlos Lemos Simmonds, a quien tampoco le gustaban las pequeñeces, al inicio de los años 90 –mucho antes de que Ernesto Samper le asignara una pensionsota vitalicia, por una “palomita” de nueve “díitas” en la Presidencia– había comentado:
“Hace ya unos años escribí acerca del síndrome del diminutivo, como una de las peores características de nuestro país. Aquello de conseguir una platica, hacer un viajecito, tomarse unos traguitos, comprar una casita, pedir un favorcito, levantarse un puestico, y hasta servirse un tintico es, como lo dije entonces, la expresión verbal de una actitud subalterna e inferior ante la vida. Y, desde luego, la renuncia anticipada a pensar en grande para solucionar los –esos sí– enormes problemas que afronta la nación”.
Y “Ogil” agrega este otro diminutivo del romancero popular:
“¡Don Juan, don Juan..., la puntita no más que soy doncella!”.
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miércoles, 5 de enero de 2011

Fenómeno climático la "Niña"

A propósito de la tragedia nacional en Colombia (XI y XII/2010)

Una producción musical para reflexionar.
¡Sobran las palabras…!
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martes, 3 de agosto de 2010

El valor de la palabra...

¡Una palabra vale más que un millón de imágenes!

Muchos hacemos cuentas con Las putas de “Gabo”: bajo el predicamento de que se vendieron dos millones de libros, y que el producto de las ventas –¡52.000 millones de pesos!, posiblemente multiplicados por cien si contamos los pirateados– se lo embolsicara nuestro Nobel, podríamos decir que cada página de las 109 de su más reciente obra, Mis putas tristes, sobrepasaría los 477 millones de pesos; de tal modo que, como –en promedio– cada una contiene 225 vocablos, el valor de cada palabra supera los dos millones 120 mil pesos.
Esas putas tristes, digo, cuentas alegres, podrían invertir el refrán que dice “Una imagen vale más que mil palabras”, por este “novel” dicho “Una palabra vale más que mil imágenes”; y una puta triste, de 15 años, produce más narrada por Gabriel García Márquez en un libro, que ofreciendo sus favores en una casa de lenocinio.
Amigo lector, le pongo de tarea averiguar cuánto alcanza a valer cada letra que escribe "Gabo"; teniendo en cuenta que el ABCDario sólo tiene 28.
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jueves, 14 de enero de 2010

La justicia ‘corre’, pero... ¡no llega!


Dejan libre empresario que mató a su esposa

Barranquilla (Colombia). El empresario Samuel Enrique Viñas Abomohor, propietario de almacenes de ropa, quedó en libertad la noche del 1.º de enero luego de asesinar de dos disparos en la cabeza a su esposa, la diseñadora Clarena Piedad Acosta Gómez. El fiscal, Edilberto Corredor Ropero, lo dejó libre por haberse entregado, y porque no tenía antecedentes penales.
(El Tiempo, Nación, Breves, 3-I/10).
Comentarios:
a). El fiscal Corredor Ropero es de la misma calaña o ‘ropero’ del que ‘corrió’ a poner en libertad a los militares acusados de las ejecuciones extrajudiciales, mal llamadas "falsos positivos".
b). Cuando estudié periodismo para el desarrollo aprendí una frase del canadiense Max Aitkine, más conocido como Lord Beaverbrook, quien –en 1910– puso en la fachada su periódico, The Daily Express, el siguiente aviso que se convirtió en una máxima del periodismo universal: "Si un perro muerde a un hombre no es noticia; pero, si un hombre muerde un perro... sí lo es". De modo que –parafraseando esa célebre cita– hay quienes aseguran que, en nuestro país, si un hombre mata a la esposa no lo meten preso; pero si un joven invita, por la internet, a matar a uno de los hijos del Presidente... sí lo encierran.
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