jueves, 16 de julio de 2009

De acuerdo a... ¿o de acuerdo con…?

La preposición ‘con’
Citas:
1. “De acuerdo a las estadísticas…”.
2. “De acuerdo a las primeras investigaciones y lo establecido por las autoridades…”.
(Diario local, 14-VII/09, 1.ª pág.).
Correcciones:
1. “De acuerdo con las estadísticas…”.
2. “De acuerdo con las primeras investigaciones y con lo establecido por las autoridades…”.
Comentario:
a). La preposición ‘a’ tiene usos o funciones específicas. Denota el complemento de la acción del verbo: considero a mis alumnos; la forma de acción: íbamos a pie; la situación: está a la derecha; intervalo de tiempo o lugar: iré de seis a siete de la noche – anduvo de lado a lado de la calle; y dirección o lugar a donde se dirige una persona o cosa: voy a París.
b).De acuerdo a… es un error garrafal, igual al que se comete cuando se escribe o se dice “Acorde a...", "De conformidad a..." y "En relación a…”. Incurrir en este error constituye un idiotismo que viola las normas que rigen la construcción de frases en las que interviene la preposición ‘a’. Resulta necesario reemplazar siempre estas formas por ‘De acuerdo con…’, ‘Acorde con...’, ‘De conformidad con...’ y ‘En relación con…’.
c). Es necesario aprovechar para hacer otra observación con respecto al uso incorrecto de las expresiones “En base a…” (o “En base de...”), las que deben ser sustituidas por ‘Según’ y por ‘a base de…’. Con esta forma pasa algo similar a lo que sucede con el dequeísmo que, por temor a incurrir en el error se cae en extremos, y la regla de sustitución se aplica a casos que no corresponden: Cuando un producto está hecho a base de otro –por eludir el error de escribir o decir "En base a…"– se pasan al extremo y, entonces, pensando que está mal decir ‘Coctel a base de camarones’ (¡que es correcto!, pues es útil para referirse sólo a la composición de algo) con mucha frecuencia se ve y se oye “Coctel ‘en base de’ camarones”, cuando aquí sí es válida la preposición ‘a’: Cóctel a base de camarones.
* Para recordar que esos giros son inadecuados, y como una especie de mnemotecnia, les digo a mis alumnos y lectores que –por lo general– la ‘a’ "estorba" en esas frases; y que “en base a” suena como el envase de un producto.
* En definitiva, las construcciones correctas son: De acuerdo con…, En relación con…, Con base en… y A base de…
* * *

lunes, 6 de julio de 2009

Gazapo periodístico


¡Huy, huy, huy…!

Cita: “De un usuario del MÍO, ayer en la ruta: ‘¡uyyy estos buses tan frescos y chéveres’!”. (Diario Occidente, Metro, Ventana, 6-VII/09, pág 5).
Corrección: “¡Huy estos buses tan frescos y chéveres’!”.
Comentarios:
1. Las interjecciones, y los sonidos onomatopéyicos, tienen su propia ortografía.
2. La interjección ¡huy! se escribe con hache, y con un sola 'y' griega.
3. Todas las interjecciones van entre signos de admiración (o de exclamación). Éstos son dos, en posición invertida el uno del otro: de apertura (¡), y de cierre (!).
4. Por más letras o signos que se añadan al abrir y al cerrar las frases, las exclamaciones no cambian para nada, ni esas repeticiones les dan fuerza expresiva.
5. El signo de cierre de exclamación (y el de interrogación) tiene el mismo oficio que un punto seguido o aparte; por lo tanto, si la oración no continúa se prescinde de ellos, y las frases que les siguen se empiezan con mayúscula. Si la oración continúa pueden ir coma o punto y coma, y las frases siguientes con minúsculas.
6. Por lo general, estas exclamaciones exigen la coma del vocativo. Declinación –a veces precedida de interjecciones– que sirve para invocar, llamar o nombrar, con más o menos énfasis, a una persona o cosa personificada: ¡Huy, don Fabio, qué pena!
* * *

jueves, 2 de julio de 2009

Gazapo en la red y en otros medios

¿Dentrífico?
Citas:
1.
Dentrífico: un verdadero artista puede sorprendernos incluso con un tubo de dentrífico”.
(http://www.superbastardo.com/node/view/3694).
2.
El cliente con el farmacéutico:
—Vengo a quejarme de su dentrífico.
—¿Por qué?
—Porque se me han caído todos los dientes, en lugar de combatir las caries.
—Pero, es lógico que haya perdido algunas piezas en ese combate.
(Chistes escogidos, Javier Tapia Rodríguez, Edicomunicación, S. A., colección Evasión, pág. 63).
3.
"Pronabell está equipado con maquinaria de la más alta tecnología para manufacturar diferentes formas farmacéuticas, como semisólidos (cremas, geles, ungüentos, pasta dentrífica)...".
(Laboratorios Pronabell Ltda., folleto institucional).
Corrección: En las tres citas, dentífrico (o pasta dentífrica) es el término correcto; sin embargo, aparece tres veces mal escrito.
Comentarios:
a). Hasta el corrector electrónico detecta, señala y corrige el error.
b). Etimológicamente, el adjetivo o sustantivo dentífrico proviene del latín dens, dentis, diente; y fricāre, frotar o fricción; no de "dientre" (que no existe) ni de ficción.
c). Dentífrico, ca. Dícese de líquidos, polvos, cremas, pastas, etc., que se usan para limpiar y mantener sana la dentadura. Fricción. (Del latín frictĭo, -ōnis). Acción y efecto de friccionar. Roce de dos cuerpos en contacto.
d). Pasta dentífrica, o –mejor– crema dental.
* * *

martes, 30 de junio de 2009

La dulzura de los hijos...



Mientras yo empacaba maletas para un viaje de trabajo, mi hijo de tres años estaba encantado jugando en la cama. En un momento me dijo:
—¡Mila e’to, papi! –y paró dos deditos de su mano.
Tratando de entretenerlo, le cogí los deditos, me los metí a la boca, y le dije:
—¡Me voy a co-mer es-tos de-diiiii-tos...! –y, dramatizando que me los tragaba, salí del cuarto.
Cuando regresé, mi hijo estaba parado en la cama mirándose con expresión de asombro los deditos que yo –lleno de ternura– había humedecido con los labios; por lo que le pregunté:
—¿Qué pasa, hijito?
Y me respondió:
—¡Papi, papi!, ¿qué she hizho mi moquito, ahhh…?
* * *

lunes, 25 de mayo de 2009

Un “viejologismo” que sigue muy campante

Gazapo del siglo XX
Compilación (Casuística)
Apreciado lector, ¿cuántas veces ha oído y visto estas frases?:
A nivel audiovisual.
A nivel bilateral.
A nivel casero.
A nivel cultural.
A nivel de ciencias económicas.
A nivel de cine y video.
A nivel de clubes.
A nivel de colegios.
A nivel de emisora.
A nivel de farándula.
A nivel de gabinete.
A nivel de instructores.
A nivel de la guerrilla.
A nivel de mercadeo de bienes y servicios.
A nivel de persona.
A nivel de promoción.
A nivel de reelección.
A nivel de televisión.
A nivel del acuerdo humanitario.
A nivel del país.
A nivel del paramilitarismo.
A nivel del periódico.
A nivel del SENA.
A nivel editorial.
A nivel emocional.
A nivel empresarial.
A nivel estructural.
A nivel gerencial.
A nivel gremial.
A nivel ministerial.
A nivel ocupacional.
A nivel personal.
A nivel político.
A nivel preventivo.
A nivel profesional.
A nivel socioeconómico.
A nivel telefónico.
A nivel territorial.
A nivel turístico.
A nivel virtual.
¿Y cuántas en el ámbito clerical y del derecho, éstas?:
A nivel afectivo.
A nivel constitucional.
A nivel de credos.
A nivel de Dios.
A nivel de familia.
A nivel de feligreses.
A nivel de hogar.
A nivel de la justicia.
A nivel de los hijos.
A nivel de padres.
A nivel de pareja.
A nivel del alma.
A nivel del pensamiento.
A nivel esotérico.
A nivel espiritual.
A nivel estatal.
A nivel judicial.
A nivel jurídico.
A nivel laboral.
A nivel legal.
A nivel oficial.
A nivel procesal.
A nivel sindical.
A nivel social.
¿Y cuántas, en el campo de la medicina, estas otras?:
A nivel alimenticio.
A nivel bucal.
A nivel cerebral.
A nivel curativo.
A nivel cutáneo.
A nivel de alergia.
A nivel de amígdalas.
A nivel de arteriosclerosis.
A nivel de artritis.
A nivel de asepsia.
A nivel de cartílago.
A nivel de cataratas.
A nivel de centro médico.
A nivel de columna.
A nivel de consultorio.
A nivel de Epoc.
A nivel de escápula.
A nivel de estreñimiento.
A nivel de fractura.
A nivel de gastritis.
A nivel de genitales.
A nivel de glándula pituitaria.
A nivel de higiene.
A nivel de hipófisis.
A nivel de hongos.
A nivel de la cadera.
A nivel de la cara.
A nivel de la E. P. S.
A nivel de la pelvis.
A nivel de la sangre.
A nivel de laringe.
A nivel de las venas.
A nivel de llaga.
A nivel de los glúteos.
A nivel de menstruación.
A nivel de migraña.
A nivel de oído.
A nivel de piel.
A nivel de quemadura
A nivel de sangre.
A nivel de tos.
A nivel de triglicéridos.
A nivel del azúcar.
A nivel del cerebro.
A nivel del corazón.
A nivel del hígado.
A nivel del olfato.
A nivel del sistema nervioso central.
A nivel del sistema respiratorio.
A nivel del tejido graso.
A nivel del tobillo.
A nivel dental.
A nivel domiciliario.
A nivel febril.
A nivel hepático.
A nivel hormonal.
A nivel intestinal.
A nivel menstrual.
A nivel mental.
A nivel mucoso.
A nivel orgánico.
A nivel psicológico y emocional.
A nivel renal.
A nivel renal.
A nivel respiratorio.
A nivel subcutáneo.
Y... ¡miles y miles más de "a niveles"!
Más apropiado:
Lo que recomiendo en estas citas, y para todas en las que aparezca el manido “a nivel”, es prescindir de esa muletilla o reemplazarla por la preposición ‘en’. Con estas variables, las frases quedan mejor construidas: pierden ese tono rimbombante y fastidioso, y adquieren una mayor pureza.
Comentario:
1. La Academia registra así el significado del a nivel de: “En un plano horizontal (a nivel del mar, a nivel del piso, a nivel del techo, y similares)”.
2. En definitiva, el a nivel de es incorrecto en en la mayoría de los casos. Lo invito, amigo lector (o internauta), a convertirse en un líder que propenda a erradicar ese manido vicio de nuestro lenguaje. Basta con señalarles a quienes incurra en él que al prescindir de esa locución o al reemplazarla por la preposición ‘en’, mejoran sustancialmente su léxico.
Comentarios generales:
a). La tan trillada muletilla se podría reemplazar –en muy pocas ocasiones– por los giros en el ámbito (en el ámbito gerencial), en el campo (en el campo de la medicina); en el orden (en el orden nacional); pero se corre el riesgo de que, a fuerza de usarlos, se conviertan en nuevos vicios de lenguaje.
b). Llama la atención el hecho de que en dónde es más recurrente el vicio del “Anivelismo” es en el campo de la medicina, en el que algunos facultativos diagnostican disfunciones acompañadas siempre del a nivel de, que se ve y se escucha en forma desmesurada, como se colige de la proliferación y diversidad de frases inconsistentes aquí agrupadas.
c). Este despiadado maltrato al lenguaje le resta credibilidad a quien así se expresa.
d). Para quienes argumentan que la costumbre es ley, pregunto: ¿por qué, entonces, la Real Academia Española aún no se ha pronunciado en favor de incorporar esa expresión al idioma? ¡Por algo será! Los vicios y los errores nunca se impondrán: “haiga”, “en base a”, “de acuerdo a”, “cien por ciento” o “las poetas” –así estemos muy acostumbrados a que nos golpeen el oído y nos moleste su reiterado uso– jamás obtendrán su carta de ciudadanía en el lenguaje.
e). Por considerarme, pues, un contumaz enemigo de la muletilla “a nivel de”, fastidioso vicio de rancia estirpe –muy arraigado en el lenguaje cotidiano y popular a causa de la complacencia y mal ejemplo de los medios de comunicación–, debo insistir en que el estribillo éste es el gazapo que hizo furor en el siglo XX; vicio que traspasó la barrera de este milenio y sigue, así de campante, en este nuevo siglo XXI, su insulsa e innecesaria existencia. Me atrevo a pensar que este criterio lo comparten muchos y reconocidos lingüistas y filólogos del país.

“A nivel" geográfico
Hay que traer a colación los desgastados a nivel veredal, a nivel comunal, a nivel barrial, a nivel local, a nivel rural, a nivel urbano, a nivel regional, a nivel municipal, a nivel departamental, a nivel nacional, a nivel latinoamericano, a nivel hispanoamericano, a nivel internacional, a nivel asiático, a nivel europeo y a nivel mundial; y –peor aún– el más salido de tono, el "¡a nivel orbital!", que pulula en los titulares y subtítulos de todos los diarios y revistas, casi siempre en las narraciones artísticas, deportivas y políticas.
El temor a caer en el "Anivelismo": “Evento ‘a nivel’ mundial”, usado a diestra y siniestra, no puede hacernos caer en afectados extremos como el de decir “Acontecimiento ‘a nivel’ global”; porque la referencia no es a algo en conjunto ni al planeta o globo terráqueo. Algunos, más osados, hablan del “Evento ‘a nivel’ orbital”; cuando orbital no significa mundial, ni es (como algunos, de manera equivocada, piensan) inherente al orbe, mundo; sólo quiere decir: “Perteneciente o relativo a la órbita; en física, distribución de la densidad de la carga de un electrón alrededor del núcleo de un átomo o de una molécula; y, en anatomía, cada uno de los huesos que forman la órbita del ojo”. Y otros, con el ánimo de zafarse de la muletilla, se han inventado otra: “en el ‘circuito’ mundial”; pero, ésta sigue siendo una expresión innecesaria y de postín.
Todo esto, sin referirme a los giros esnobistas "al interior de", vicio que he denominado La interioridad, “Se va a ordenar una investigación al interior de la universidad”; y “en el marco de”, que he denominado La marquetería, “Presentaciones en el marco de la Feria Equina”. Sendos vicios, éstos, que también se pueden reemplazar por la preposición ‘en’: “Se va a ordenar una investigación en la universidad”, “Presentaciones en la Feria Equina”.
La interioridad y La marquetería son, pues, primos hermanos entre sí del "Anivelismo".
“A nivel de” sustentación
Para quienes aún alegan que este fastidioso y arraigado vicio del “a nivel de” tiene menos de diez años, transcribo la siguiente información enviada, desde Washington, el 25 de febrero de 1975.
Cita matriz:
“Estados Unidos inició consultas con las cancillerías latinoamericanas a fin de aplazar la quinta asamblea interamericana para el próximo 8 de mayo. La asamblea está fijada para iniciar sus sesiones, a nivel de cancilleres, el 16 de abril...”. (El País, Hace 25 años, 25-II/2000, pág. C-5).
Más apropiado:
“Los Estados Unidos iniciaron consultas con las cancillerías latinoamericanas a fin de aplazar la quinta asamblea interamericana para el próximo 8 de mayo. La asamblea está fijada para iniciar sus sesiones el 16 de abril...”.
Comentarios:
a). ¡Sobraba el “a nivel de”! ¿O no...?
b). La antigüedad de la cita (¡más de 34 años!) y el continuo uso desmedido del "Anivelismo" me motivaron a clasificar y a proponer ese manido vicio como el Gazapo del siglo XX.
* * *

martes, 5 de mayo de 2009

Candidato a... gazapo del año

Mal uso de la diéresis

Cita: “… reubicar el pabellón de carnes en donde era la antigüa Plaza de Ferias o antigüo matadero”. (Diario Occidente, Regional, 1, 2 y 3-V/09, pág. 7).
Corrección: “… en donde era la antigua plaza de ferias o antiguo matadero”.
Comentarios:a). Y esa intrusa diéresis, ¿qué…?
b). Hasta el corrector electrónico de errores detecta el disparate, y lo subraya en color.
* Diéresis. Signo ortográfico (¨) que se pone sobre la ‘u’ de las sílabas ‘gue’, ‘gui’, para representar que esa vocal recupera su sonido y se debe pronunciar, como en vergüenza y argüir. Si en esas sílabas no se pone este signo, la ‘u’ se vuelve muda; aunque la ‘ge’ mantenga el sonido gutural.
No me equivoqué cuando, la semana pasada, comenté que hasta escribían “desgüazar” y “desgüasar”, en lugar de desguazar.
Esta desaguisada (no, desagüisada) metedura de "pies” trajo a mi memoria una simpática anécdota:
Era la época en la que los columnistas del otrora periódico Occidente debíamos llevar nuestros artículos escritos a máquina para que –en preprensa– los editaran las personas que digitaban los textos. A pesar de yo escribir bien en algunos chistes las palabras agüelito y agüelita, tratando de acercarme un poco a la onomatopeya propia de los niños al hablarles a sus abuelos; uno de los digitadores siempre escribía “aguelito” o “aguelita”, y –¡claro!– se me tiraba los chistes. Al hacerle el reclamo me increpó: “Don ‘Ogil’, lo mejor es que usted no siga usando ese signo que es del inglés (¿¡!?)”, y a renglón seguido me recomendó: “… mejor siga escribiendo abuelito y abuelita”.
Cuando le dije que poner la diéresis era sencillísimo, y le expliqué que bastaba con usar un comando (oprimir simultáneamente las teclas alt, 1, 2 y 9 para textos en minúsculas; y alt, 1, 5 y 4 para mayúsculas sostenidas), me espetó: “No, don ‘Ogil’, ¡eso es muy difícil y... muy demorado!”. Ante semejantes desafueros me despedí de él, pensando hasta dónde la negligencia e ineptitud de una persona pueden llegar a deteriorar la buena imagen y el prestigio de una empresa tan importante como el periódico Occidente.
¡Qué contraste!: nada raro que –quien escribió “antigüo” y “antigüa”– sea el personaje de marras. Debe estar cansadísimo por el esfuerzo que tuvo que hacer para buscar el comando del que años atrás se quejaba; pero, ya lo ven, no ha dejado de cometer errores y...¡horrores!
* * *

Gazapo periodístico

¿Deshuesar y desguasar? o... ¿desguazar?
Citas:
1. “… acciones policiales para desmantelar deshuesaderos de carros y motos”. (Diario Occidente, primera página y Metro, “lead” piedefoto y texto, lunes 27 de abril del 2009, págs. 1.ª y 5.ª).
2. Jóvenes metidos en pandillas, consumo y venta de drogas alucinógenas, falta de fuerza pública en el sector, desguasaderos, educación baja, falta de iluminación en las calles, falta de zonas verdes y estigmatización de la población”. (Grancolombiana de Seguridad y Protección Ltda., página virtual, 27-IV/09).
Corrección: “... desmantelar desguazaderos (con ‘zeta’, no –como se cree– de quitar guasas) de carros y motos...”.
Comentarios:
a). Desguazar es desbastar con el hacha un madero, y desbaratar o deshacer un buque. Por extensión, se desguazan los carros (se desbaratan), y donde se practican estos "carricidios" son los desguazaderos.
b). Lo que quedó escrito en la cita no es una referencia al desvalijamiento de vehículos; puesto que sólo se deshuesan los animales y las frutas... (se les quitan los huesos).
c). En cualquiera de los casos –vehículos, animales o frutas– también resultan incorrectos “desgüesar", “desgüezar“ y “desguasar” (y hasta escriben… ¡“desgüazar” y “desgüasar”!).
* * *

jueves, 23 de abril de 2009

Premio internacional de poesía

Poe-Mario, en paños mayores

Con mucho beneplácito celebramos el logro alcanzado por el poeta colombiano Jotamario Arbeláez, ganador –con su libro Paños menores– de la 2.ª edición del Premio Internacional de Poesía Víctor, “Chino”, Valera Mora (2008), otorgado en Caracas por la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, con el apoyo del Ministerio del Poder Popular para la Cultura de la República Bolivariana de Venezuela.

El jurado emitió –por unanimidad– su dictamen, sustentando la calidad del texto, así: "… por la fuerza vital de sus imágenes, su propositiva relación con la historia que de lo universal conduce a lo familiar y personal, por su poética contemporánea y por la manera en que renueva el lenguaje coloquial entretejido con ironía y humor, propiciando un sugestivo acercamiento con el lector”.

La envidia (bien llamada “Calibalismo”) que despiertan una medalla de oro, un diploma, una publicación de la obra galardonada –edición venezolana–, un jugoso cheque de 100.000 dólares, y el reconocimiento en el ámbito internacional, agregada al desdén con el que se mira todo lo que huela al polémico Hugo Chávez Frías, no han permitido la divulgación nacional que se merecen uno de los premios y uno de los autores más importantes de la literatura latinoamericana.

Jotamario, nacido en Cali, entrado en los setenta abriles, pero con la vitalidad de un roble, cofundador del nadaísmo –movimiento descendiente del hippismo–, poeta, escritor y publicista, dos veces secretario de Cultura en Cundinamarca, saborea las mieles del triunfo gracias a su excelente narrativa y a la inspiración que le brota de su bagaje cultural, de la lectura de autores inmortales y de su vida de bailarín, billarista, bohemio, mujeriego, chabacán, libertino, libidinoso. “play boy”, anarquista, nihilista, ateo, iconoclasta, anticlerical, revolucionario, irreverente, mordaz, irónico, librepensador y mamagallista. Virtudes éstas que le permiten deleitarnos con sus experiencias al evocar a su padre, quien –para que no leyera ni gastara luz– le quitaba el bombillo de su habitación y dormía con él bajo la almohada, pero el empedernido lector se instalaba en el suelo, con la nevera abierta, hasta la madrugada o hasta que se le congelaban las pestañas y le chorreaba hielo por los ojos. En estas condiciones, también rememoraba a su madre, sus ocho hermanos, sus dos abuelas, a un resto de familiares y a su maestro Gonzalo Arango, fundador del movimiento dadaísta; la sastrería que su progenitor montó en el comedor de su casa del barrio Obrero de Cali; su bachillerato perdido en la fundación educativa más antigua de Cali, el colegio Santa Librada (“Santa Librada, collage… ¡yo no te debo nada!”); sus sueños húmedos y travesuras juveniles y seniles por la bulliciosa geografía caleña.

Este polifacético escritor es autor de los libros El profeta en su casa; El libro rojo de Rojas, coautoría con Elmo Valencia; Doce poetas nadaístas de los últimos días; y El espíritu erótico, coautoría con el pintor Fernando Guinard. Ha sido ganador de tres premios nacionales de poesía otorgados por la editorial Oveja Negra y la revista Golpe de Dados en 1980, con Mi reino por este mundo; por Colcultura en 1985, con La casa de la memoria; y por el Instituto Distrital de Cultura y Turismo en 1999, con El cuerpo de ella. En el 2002 escribió sus confesiones Nada es para siempre - Antimemorias de un nadaísta, y en la actualidad tiene dos obras en el horno: La casa de las agujas, y Autobiografía de Nerón - Anticristo. Se desempeña como profesor universitario y columnista de varios diarios y revistas nacionales.

Para sopesar el talante de Jotamario, quien dice poseer más de 10.000 libros de los que apenas ha leído la tercera parte, baste con citar unos cuantos de sus irónicos chascarrillos:
* “Tú me diste las primeras puntadas de mi amor por la poesía/ brindo por ti con un dedal de vino”. (En alusión a su padre).
* “El profesor de contabilidad es un pequeño ‘asiento’ en mi memoria”. * “¿Qué necesidad hay de legalizar la marihuana, si la marihuana es legal?”.
* “¿Cómo encontrar palabras que digan algo que no es algo?”.
* “Me sometí a un injerto de pelo para escribir unas crónicas, ganándome unos milloncejos, y las mujeres –que antes cedían sólo a cambio de poemas– ahora me lo dan 'gratiniano'”.
* “Les da rabia reconocer las cosas maravillosas que hace Chávez, sobre todo si es en honor de un poeta que se siente inseguro con la seguridad democrática”.
* * *

martes, 14 de abril de 2009

La frase de hoy

“La corrección idiomática no es un deber, es un derecho al que deben acceder los ciudadanos libres”.
Manuel Alvar López (filólogo español)
* * *

lunes, 6 de abril de 2009

Variedades

¿Y tú qué opinas del MÍO?,
haciendo insinuante seña,
me preguntó una caleña;
y –aceptando el desafío–
a riesgo de armarme un lío,
dejando la pena a un lado,
respondí con desenfado:
"Bello y glamoroso capullo,
no puedo opinar del tuyo,
pues... ¡nunca me lo has mostrado!".
Rodrigo Guerrero Velasco (ex alcalde de Cali)
* * *

lunes, 30 de marzo de 2009

Las mentiras del "Arriero"

Quizque a don "Ogil" –corretor de’stilo y gramática– un amigo le osequió un disco compato o cidí, quizque con 10.500 libros grabaos. Y quizque don "Ogil" no ha salido’e la casa... ¡porque nu’ha terminao de corregilos!
* * *

sábado, 28 de marzo de 2009

La guerra de las "cocas"

Mi hermano Abelardo, más conocido por "Majitus", desde Connecticut y vía internet, nos narra una de sus experiencias en Colombia:
Era la época en que los llamados carteles de la droga de Cali y de Medellín estaban en su terrorífica guerra: los capos de Cali enviaban a sus secuaces a ponerle bombas a Medallo y viceversa.
Cada habitante vivía en permanente zozobra y temía por su vida. Al ver o al escuchar el encendido de un fósforo se suponía que era para prender aquel explosivo y destructor artefacto. El golpear de una puerta y, peor aún, el estallido de una llanta eran motivo para que cualquier persona pensara que le había llegado la hora. Cualquier persona que veíamos en la calle con un paquete, o con una caja, de inmediato sospechábamos que ahí llevaba la tan temida bomba.
Estaba, pues, yo (hace unos siete años) en una de las principales vías de la bella villa de Medellín -la avenida Oriental- esperando el bus de Envigado que me llevaría a mi residencia; mientras el tiempo transcurría, pensaba en la espantosa situación que vivíamos los colombianos. Justo, en ese momento, vi a lo lejos una avalancha de gente que corría desesperada. Yo me llené de pánico y me dije: aquí fue mi hora final.
En medio del susto y frunciendo el cu... ello, como pude, me metí en el tumulto. Angustiado, y a la espera del estallido, arranqué a correr a la velocidad que daban mis temblorosas piernas. Al rato, mama’o y con la lengua afuera, le pregunté a uno de los sudorosos parroquianos que por qué corrían tanto; éste me contesto: “Es que vamos en la Gran Maratón de la Solidaridad por Colombia”.
* * *

Como por entre un tubo...


Cuando los televisores eran fabricados con tubos, un día que estaba cansado de que mi esposa y mis hijos vieran tanta basura, opté por retirarles (a escondidas) uno de ellos al aparato. Me llevé el adminículo para la oficina, y cuando regresé encontré a mi señora y a los muchachos parqueados viendo su programa favorito. Muy sorprendido, les pregunté cómo era que veían televisión si –al parecer– el aparato estaba dañado. Mi esposa corrió a responderme: “¡Sí, mijo!, pero... ¡yo le pagué 100 mil pesos a un técnico para que nos lo arreglara!”.
* * *

El humor de "Ogil"

Un príncipe azul le preguntó a una princesa:
—¿Te quieres casar conmigo?
Y ella respondió:
—¡No...!
Y el príncipe... vivió feliz toda su vida.
* * *
Óscar Gil "Ogil"
Su vida y su obra:
* Maniático humorista, nacido en Pensilvania (Caldas), en la clínica de Los Milagros, o sea... ¡un milagro de Dios sobre el planeta Tierra! Este acontecimiento partió la historia de la humanidad hace 69 años; como quien dice: el hombrecito es modelo 41. Si bien es cierto que ya llegó a los 69, ¡no revela sino 68... y medio!
* Su musa del humor, (¡no la moza!), es la... humor-ada.
* Aparte de llamarlo por “Ogil”, lo llaman... por bíper, por celular y, a gritos. Aunque sostiene que el celular no le llama la atención; porque... ¡con la celulitis de su mujer tiene!
* Profesiones: contador..., contador de chistes; y senador, pues en el SENA ha pasado, como docente y directivo, más de la mitad de su vida. (Servicio Nacional de Aprendizaje SENA).
* Personas a cargo: tres, pero... ¡en legítima defensa!
* Sexo, casi todos los días: ¡casi el lunes, casi el martes, casi el miércoles...!
* Todos los días se levanta a las tres..., dice: ¡a la una, a las dos y a las tres, y... ahí mismo se levanta!
* Conserva la línea... delgada, (¡ahí lo pueden ver!), pues juega parqués por la internet y estudia natación a distancia; prácticas que le dan el perfil de un Sinatra... “sin atra-c-tivo” alguno.
* Siempre estuvo en la lucha, ahora se cambió al boxeo. Le gana al campeón mundial de boxeo, pero... ¡jugando ajedrez!
* Sufre de la columna, porque la tiene que escribir y enviar a varios medios de comunicación todos los días.
* Incursionó en el híbrido del “periodismo humorístico”; porque, desde chico... vendía periódicos y vivía seco de la risa.
* Ha sido (no ácido) candidato a la Alcaldía de la ciudad... ¡de la ciudad de hierro!
* Y la que le hizo “rico” fue su señora. ¡De verdad!, ella le hizo millonario; porque ¡antes era... archimillonario!
“Ogil” es de los que piensan que el humor puede erradicar o, al menos, atenuar la violencia. Él asegura: “Cuando los violentos se dediquen al mamagallismo, se acabará el tas - tas, y... ¡viviremos en paz!”.
Experiencia profesional:
* Periodista independiente, en Cali (Colombia), para medios masivos de comunicación virtuales e impresos.
* Un cuarto de siglo libretista en programas de humor para radio y televisión.
* Publica, desde el siglo pasado, hace más de 15 años –semana a semana– este espacio de humor; y, más de doce, una columna semanal de lenguaje: Buena letra.
* Escribe en varios periódicos para las colonias colombianas en los Estados Unidos: The Colombian Times, The Paisa Times, The Pastusian Times y Diario Los Andes.
* Autor y director de la revista Pa qué más..., dirigida al cuerpo médico de Colombia y del exterior.
* Autor del Minilibro de oro del humor.
* * *

La internet



Lenguaje cibernético
La denominada web, o World Wide Web es, como lo vengo sosteniendo desde que apareció esta modalidad electrónica, el sistema de documentos de hipertexto e hipermedios entrelazados y accesibles a través de la internet.
Hay diferencia entre una página electrónica (en español), y lo que algunos denominan the web, the web site o the portal (en inglés, World Wide Web: “por todo el mundo”. De ahí la triple w que, no todas las veces, acompaña las direcciones http://).
Si bien es cierto que la Real Academia Española agregó a su vigésima segunda edición, en su diccionario del 2001, el sustantivo femenino web (del inglés web: red, malla), propio de la red informática; la verdad es que se recomienda –para contrarrestar la invasión masiva de anglicismos, y en defensa de la pureza de nuestro idioma– desobedecer esta incorporación.
Ya dije que la web, en inglés, es el sistema general; mientras que la página electrónica, en español, es cada una de las direcciones reconocidas por las grafías que identifican el sitio http:// o http://www; tales como: http://rae.es, http://concursodeortografia.com o http://fnpi.org, para citar algunas.
Aclarando que portal, también del inglés, se pronuncia con acento prosódico –golpe de voz– en la o: “pórtal”.
Hay quienes aseguran que una página electrónica se denomina a lo que quepa en un pantallazo del monitor de un P. C. Pero no es así. El pantallazo se llama ventana, tanto en los P. C. como en los Macintosh y en otros equipos.
Mi inquietud por estos anglicismos, es –sencillamente– porque no se pueden usar a diestra y siniestra, puesto que tienen sus equivalentes en español.
La gente habla indistintamente del mensaje electrónico y del buzón electrónico, como si ambos fueran “e-mails”. Si así lo fuera, resultarían frases tan incoherentes como: “Envíame un email a mi email”, cuando lo correcto es: “Envíame un mensaje a mi buzón electrónico”. También existen los buzones telefónicos, para mensajes de voz y de texto.
Por esta razón, en repetidas ocasiones, he comentado que en español tenemos algunos términos que reemplazan los de la internet:
Correo electrónico: Todo el sistema cibernético de envío y recibo de mensajes. (Semejante a los términos correo aéreo o correo postal). ¡No, internet!, que identifica más las consultas de páginas electrónicas en la superautopista de la información; de ahí que se diga: “Voy a navegar por la internet”.

Página electrónica: Cada una de las direcciones (reconocidas por las grafías http:// o www, donde se almacenan textos, gráficos, movimientos y sonidos para ser consultados en la red. ¡No, web!, porque web es –en inglés– la red informática. Mensaje electrónico: Todo lo que se envía o recibe por el correo electrónico (textos, gráficos y fotos), similar a una carta impresa. ¡Nunca, e-mail!, que es un anglicismo.

Buzón electrónico: Todas las direcciones (reconocidas por tener el signo arroba (@) para enviar y recibir mensajes, similar a lo que conocemos por apartado aéreo o postal: Mi buzón, ahora, es ogil@emcali.net.co. ¡Tampoco cabe aquí el anglicismo e-mail!
Enlace: El sitio al que se accede desde una página electrónica. ¡No, link!, también anglicismo.
Charla virtual (o conversación): ¡No, chat ni chateo!, otro anglicismo. Hablar por la red: ¡No, chatear!, que –si existe en español– es con el significado de “Beber vasos de vino”.
¡Qué cuentos, pues, de páginas web, web site, portal; email ni e-mails; links, chat, chatear, ni chateo! Estos son términos gringos que nos invaden, mandados a recoger hace rato. Además, el signo @ (arroba), por sí solo, identifica a plenitud que se trata de un buzón o dirección electrónica; luego tampoco es necesario, al citar una dirección de buzón, poner D. E. (Dirección Electrónica) ni C. E. (Correo Electrónico); así como la triple w, seguida de un punto (www.), indica –con claridad– que nos referimos a una página de la internet, y no hay necesidad de decir página web.
Para concluir, la internet (o el internet, tambien aceptado) es una red informática (género femenino) mundial, descentralizada, formada por la conexión directa entre computadoras u ordenadores, mediante un protocolo especial de comunicación. Un sustantivo ambiguo que –si no comienza párrafo– se debe escribir con minúscula.
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