martes, 30 de junio de 2009

La dulzura de los hijos...



Mientras yo empacaba maletas para un viaje de trabajo, mi hijo de tres años estaba encantado jugando en la cama. En un momento me dijo:
—¡Mila e’to, papi! –y paró dos deditos de su mano.
Tratando de entretenerlo, le cogí los deditos, me los metí a la boca, y le dije:
—¡Me voy a co-mer es-tos de-diiiii-tos...! –y, dramatizando que me los tragaba, salí del cuarto.
Cuando regresé, mi hijo estaba parado en la cama mirándose con expresión de asombro los deditos que yo –lleno de ternura– había humedecido con los labios; por lo que le pregunté:
—¿Qué pasa, hijito?
Y me respondió:
—¡Papi, papi!, ¿qué she hizho mi moquito, ahhh…?
* * *

lunes, 25 de mayo de 2009

Un “viejologismo” que sigue muy campante

Gazapo del siglo XX
Compilación (Casuística)
Apreciado lector, ¿cuántas veces ha oído y visto estas frases?:
A nivel audiovisual.
A nivel bilateral.
A nivel casero.
A nivel cultural.
A nivel de ciencias económicas.
A nivel de cine y video.
A nivel de clubes.
A nivel de colegios.
A nivel de emisora.
A nivel de farándula.
A nivel de gabinete.
A nivel de instructores.
A nivel de la guerrilla.
A nivel de mercadeo de bienes y servicios.
A nivel de persona.
A nivel de promoción.
A nivel de reelección.
A nivel de televisión.
A nivel del acuerdo humanitario.
A nivel del país.
A nivel del paramilitarismo.
A nivel del periódico.
A nivel del SENA.
A nivel editorial.
A nivel emocional.
A nivel empresarial.
A nivel estructural.
A nivel gerencial.
A nivel gremial.
A nivel ministerial.
A nivel ocupacional.
A nivel personal.
A nivel político.
A nivel preventivo.
A nivel profesional.
A nivel socioeconómico.
A nivel telefónico.
A nivel territorial.
A nivel turístico.
A nivel virtual.
¿Y cuántas en el ámbito clerical y del derecho, éstas?:
A nivel afectivo.
A nivel constitucional.
A nivel de credos.
A nivel de Dios.
A nivel de familia.
A nivel de feligreses.
A nivel de hogar.
A nivel de la justicia.
A nivel de los hijos.
A nivel de padres.
A nivel de pareja.
A nivel del alma.
A nivel del pensamiento.
A nivel esotérico.
A nivel espiritual.
A nivel estatal.
A nivel judicial.
A nivel jurídico.
A nivel laboral.
A nivel legal.
A nivel oficial.
A nivel procesal.
A nivel sindical.
A nivel social.
¿Y cuántas, en el campo de la medicina, estas otras?:
A nivel alimenticio.
A nivel bucal.
A nivel cerebral.
A nivel curativo.
A nivel cutáneo.
A nivel de alergia.
A nivel de amígdalas.
A nivel de arteriosclerosis.
A nivel de artritis.
A nivel de asepsia.
A nivel de cartílago.
A nivel de cataratas.
A nivel de centro médico.
A nivel de columna.
A nivel de consultorio.
A nivel de Epoc.
A nivel de escápula.
A nivel de estreñimiento.
A nivel de fractura.
A nivel de gastritis.
A nivel de genitales.
A nivel de glándula pituitaria.
A nivel de higiene.
A nivel de hipófisis.
A nivel de hongos.
A nivel de la cadera.
A nivel de la cara.
A nivel de la E. P. S.
A nivel de la pelvis.
A nivel de la sangre.
A nivel de laringe.
A nivel de las venas.
A nivel de llaga.
A nivel de los glúteos.
A nivel de menstruación.
A nivel de migraña.
A nivel de oído.
A nivel de piel.
A nivel de quemadura
A nivel de sangre.
A nivel de tos.
A nivel de triglicéridos.
A nivel del azúcar.
A nivel del cerebro.
A nivel del corazón.
A nivel del hígado.
A nivel del olfato.
A nivel del sistema nervioso central.
A nivel del sistema respiratorio.
A nivel del tejido graso.
A nivel del tobillo.
A nivel dental.
A nivel domiciliario.
A nivel febril.
A nivel hepático.
A nivel hormonal.
A nivel intestinal.
A nivel menstrual.
A nivel mental.
A nivel mucoso.
A nivel orgánico.
A nivel psicológico y emocional.
A nivel renal.
A nivel renal.
A nivel respiratorio.
A nivel subcutáneo.
Y... ¡miles y miles más de "a niveles"!
Más apropiado:
Lo que recomiendo en estas citas, y para todas en las que aparezca el manido “a nivel”, es prescindir de esa muletilla o reemplazarla por la preposición ‘en’. Con estas variables, las frases quedan mejor construidas: pierden ese tono rimbombante y fastidioso, y adquieren una mayor pureza.
Comentario:
1. La Academia registra así el significado del a nivel de: “En un plano horizontal (a nivel del mar, a nivel del piso, a nivel del techo, y similares)”.
2. En definitiva, el a nivel de es incorrecto en en la mayoría de los casos. Lo invito, amigo lector (o internauta), a convertirse en un líder que propenda a erradicar ese manido vicio de nuestro lenguaje. Basta con señalarles a quienes incurra en él que al prescindir de esa locución o al reemplazarla por la preposición ‘en’, mejoran sustancialmente su léxico.
Comentarios generales:
a). La tan trillada muletilla se podría reemplazar –en muy pocas ocasiones– por los giros en el ámbito (en el ámbito gerencial), en el campo (en el campo de la medicina); en el orden (en el orden nacional); pero se corre el riesgo de que, a fuerza de usarlos, se conviertan en nuevos vicios de lenguaje.
b). Llama la atención el hecho de que en dónde es más recurrente el vicio del “Anivelismo” es en el campo de la medicina, en el que algunos facultativos diagnostican disfunciones acompañadas siempre del a nivel de, que se ve y se escucha en forma desmesurada, como se colige de la proliferación y diversidad de frases inconsistentes aquí agrupadas.
c). Este despiadado maltrato al lenguaje le resta credibilidad a quien así se expresa.
d). Para quienes argumentan que la costumbre es ley, pregunto: ¿por qué, entonces, la Real Academia Española aún no se ha pronunciado en favor de incorporar esa expresión al idioma? ¡Por algo será! Los vicios y los errores nunca se impondrán: “haiga”, “en base a”, “de acuerdo a”, “cien por ciento” o “las poetas” –así estemos muy acostumbrados a que nos golpeen el oído y nos moleste su reiterado uso– jamás obtendrán su carta de ciudadanía en el lenguaje.
e). Por considerarme, pues, un contumaz enemigo de la muletilla “a nivel de”, fastidioso vicio de rancia estirpe –muy arraigado en el lenguaje cotidiano y popular a causa de la complacencia y mal ejemplo de los medios de comunicación–, debo insistir en que el estribillo éste es el gazapo que hizo furor en el siglo XX; vicio que traspasó la barrera de este milenio y sigue, así de campante, en este nuevo siglo XXI, su insulsa e innecesaria existencia. Me atrevo a pensar que este criterio lo comparten muchos y reconocidos lingüistas y filólogos del país.

“A nivel" geográfico
Hay que traer a colación los desgastados a nivel veredal, a nivel comunal, a nivel barrial, a nivel local, a nivel rural, a nivel urbano, a nivel regional, a nivel municipal, a nivel departamental, a nivel nacional, a nivel latinoamericano, a nivel hispanoamericano, a nivel internacional, a nivel asiático, a nivel europeo y a nivel mundial; y –peor aún– el más salido de tono, el "¡a nivel orbital!", que pulula en los titulares y subtítulos de todos los diarios y revistas, casi siempre en las narraciones artísticas, deportivas y políticas.
El temor a caer en el "Anivelismo": “Evento ‘a nivel’ mundial”, usado a diestra y siniestra, no puede hacernos caer en afectados extremos como el de decir “Acontecimiento ‘a nivel’ global”; porque la referencia no es a algo en conjunto ni al planeta o globo terráqueo. Algunos, más osados, hablan del “Evento ‘a nivel’ orbital”; cuando orbital no significa mundial, ni es (como algunos, de manera equivocada, piensan) inherente al orbe, mundo; sólo quiere decir: “Perteneciente o relativo a la órbita; en física, distribución de la densidad de la carga de un electrón alrededor del núcleo de un átomo o de una molécula; y, en anatomía, cada uno de los huesos que forman la órbita del ojo”. Y otros, con el ánimo de zafarse de la muletilla, se han inventado otra: “en el ‘circuito’ mundial”; pero, ésta sigue siendo una expresión innecesaria y de postín.
Todo esto, sin referirme a los giros esnobistas "al interior de", vicio que he denominado La interioridad, “Se va a ordenar una investigación al interior de la universidad”; y “en el marco de”, que he denominado La marquetería, “Presentaciones en el marco de la Feria Equina”. Sendos vicios, éstos, que también se pueden reemplazar por la preposición ‘en’: “Se va a ordenar una investigación en la universidad”, “Presentaciones en la Feria Equina”.
La interioridad y La marquetería son, pues, primos hermanos entre sí del "Anivelismo".
“A nivel de” sustentación
Para quienes aún alegan que este fastidioso y arraigado vicio del “a nivel de” tiene menos de diez años, transcribo la siguiente información enviada, desde Washington, el 25 de febrero de 1975.
Cita matriz:
“Estados Unidos inició consultas con las cancillerías latinoamericanas a fin de aplazar la quinta asamblea interamericana para el próximo 8 de mayo. La asamblea está fijada para iniciar sus sesiones, a nivel de cancilleres, el 16 de abril...”. (El País, Hace 25 años, 25-II/2000, pág. C-5).
Más apropiado:
“Los Estados Unidos iniciaron consultas con las cancillerías latinoamericanas a fin de aplazar la quinta asamblea interamericana para el próximo 8 de mayo. La asamblea está fijada para iniciar sus sesiones el 16 de abril...”.
Comentarios:
a). ¡Sobraba el “a nivel de”! ¿O no...?
b). La antigüedad de la cita (¡más de 34 años!) y el continuo uso desmedido del "Anivelismo" me motivaron a clasificar y a proponer ese manido vicio como el Gazapo del siglo XX.
* * *

martes, 5 de mayo de 2009

Candidato a... gazapo del año

Mal uso de la diéresis

Cita: “… reubicar el pabellón de carnes en donde era la antigüa Plaza de Ferias o antigüo matadero”. (Diario Occidente, Regional, 1, 2 y 3-V/09, pág. 7).
Corrección: “… en donde era la antigua plaza de ferias o antiguo matadero”.
Comentarios:a). Y esa intrusa diéresis, ¿qué…?
b). Hasta el corrector electrónico de errores detecta el disparate, y lo subraya en color.
* Diéresis. Signo ortográfico (¨) que se pone sobre la ‘u’ de las sílabas ‘gue’, ‘gui’, para representar que esa vocal recupera su sonido y se debe pronunciar, como en vergüenza y argüir. Si en esas sílabas no se pone este signo, la ‘u’ se vuelve muda; aunque la ‘ge’ mantenga el sonido gutural.
No me equivoqué cuando, la semana pasada, comenté que hasta escribían “desgüazar” y “desgüasar”, en lugar de desguazar.
Esta desaguisada (no, desagüisada) metedura de "pies” trajo a mi memoria una simpática anécdota:
Era la época en la que los columnistas del otrora periódico Occidente debíamos llevar nuestros artículos escritos a máquina para que –en preprensa– los editaran las personas que digitaban los textos. A pesar de yo escribir bien en algunos chistes las palabras agüelito y agüelita, tratando de acercarme un poco a la onomatopeya propia de los niños al hablarles a sus abuelos; uno de los digitadores siempre escribía “aguelito” o “aguelita”, y –¡claro!– se me tiraba los chistes. Al hacerle el reclamo me increpó: “Don ‘Ogil’, lo mejor es que usted no siga usando ese signo que es del inglés (¿¡!?)”, y a renglón seguido me recomendó: “… mejor siga escribiendo abuelito y abuelita”.
Cuando le dije que poner la diéresis era sencillísimo, y le expliqué que bastaba con usar un comando (oprimir simultáneamente las teclas alt, 1, 2 y 9 para textos en minúsculas; y alt, 1, 5 y 4 para mayúsculas sostenidas), me espetó: “No, don ‘Ogil’, ¡eso es muy difícil y... muy demorado!”. Ante semejantes desafueros me despedí de él, pensando hasta dónde la negligencia e ineptitud de una persona pueden llegar a deteriorar la buena imagen y el prestigio de una empresa tan importante como el periódico Occidente.
¡Qué contraste!: nada raro que –quien escribió “antigüo” y “antigüa”– sea el personaje de marras. Debe estar cansadísimo por el esfuerzo que tuvo que hacer para buscar el comando del que años atrás se quejaba; pero, ya lo ven, no ha dejado de cometer errores y...¡horrores!
* * *

Gazapo periodístico

¿Deshuesar y desguasar? o... ¿desguazar?
Citas:
1. “… acciones policiales para desmantelar deshuesaderos de carros y motos”. (Diario Occidente, primera página y Metro, “lead” piedefoto y texto, lunes 27 de abril del 2009, págs. 1.ª y 5.ª).
2. Jóvenes metidos en pandillas, consumo y venta de drogas alucinógenas, falta de fuerza pública en el sector, desguasaderos, educación baja, falta de iluminación en las calles, falta de zonas verdes y estigmatización de la población”. (Grancolombiana de Seguridad y Protección Ltda., página virtual, 27-IV/09).
Corrección: “... desmantelar desguazaderos (con ‘zeta’, no –como se cree– de quitar guasas) de carros y motos...”.
Comentarios:
a). Desguazar es desbastar con el hacha un madero, y desbaratar o deshacer un buque. Por extensión, se desguazan los carros (se desbaratan), y donde se practican estos "carricidios" son los desguazaderos.
b). Lo que quedó escrito en la cita no es una referencia al desvalijamiento de vehículos; puesto que sólo se deshuesan los animales y las frutas... (se les quitan los huesos).
c). En cualquiera de los casos –vehículos, animales o frutas– también resultan incorrectos “desgüesar", “desgüezar“ y “desguasar” (y hasta escriben… ¡“desgüazar” y “desgüasar”!).
* * *

jueves, 23 de abril de 2009

Premio internacional de poesía

Poe-Mario, en paños mayores

Con mucho beneplácito celebramos el logro alcanzado por el poeta colombiano Jotamario Arbeláez, ganador –con su libro Paños menores– de la 2.ª edición del Premio Internacional de Poesía Víctor, “Chino”, Valera Mora (2008), otorgado en Caracas por la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, con el apoyo del Ministerio del Poder Popular para la Cultura de la República Bolivariana de Venezuela.

El jurado emitió –por unanimidad– su dictamen, sustentando la calidad del texto, así: "… por la fuerza vital de sus imágenes, su propositiva relación con la historia que de lo universal conduce a lo familiar y personal, por su poética contemporánea y por la manera en que renueva el lenguaje coloquial entretejido con ironía y humor, propiciando un sugestivo acercamiento con el lector”.

La envidia (bien llamada “Calibalismo”) que despiertan una medalla de oro, un diploma, una publicación de la obra galardonada –edición venezolana–, un jugoso cheque de 100.000 dólares, y el reconocimiento en el ámbito internacional, agregada al desdén con el que se mira todo lo que huela al polémico Hugo Chávez Frías, no han permitido la divulgación nacional que se merecen uno de los premios y uno de los autores más importantes de la literatura latinoamericana.

Jotamario, nacido en Cali, entrado en los setenta abriles, pero con la vitalidad de un roble, cofundador del nadaísmo –movimiento descendiente del hippismo–, poeta, escritor y publicista, dos veces secretario de Cultura en Cundinamarca, saborea las mieles del triunfo gracias a su excelente narrativa y a la inspiración que le brota de su bagaje cultural, de la lectura de autores inmortales y de su vida de bailarín, billarista, bohemio, mujeriego, chabacán, libertino, libidinoso. “play boy”, anarquista, nihilista, ateo, iconoclasta, anticlerical, revolucionario, irreverente, mordaz, irónico, librepensador y mamagallista. Virtudes éstas que le permiten deleitarnos con sus experiencias al evocar a su padre, quien –para que no leyera ni gastara luz– le quitaba el bombillo de su habitación y dormía con él bajo la almohada, pero el empedernido lector se instalaba en el suelo, con la nevera abierta, hasta la madrugada o hasta que se le congelaban las pestañas y le chorreaba hielo por los ojos. En estas condiciones, también rememoraba a su madre, sus ocho hermanos, sus dos abuelas, a un resto de familiares y a su maestro Gonzalo Arango, fundador del movimiento dadaísta; la sastrería que su progenitor montó en el comedor de su casa del barrio Obrero de Cali; su bachillerato perdido en la fundación educativa más antigua de Cali, el colegio Santa Librada (“Santa Librada, collage… ¡yo no te debo nada!”); sus sueños húmedos y travesuras juveniles y seniles por la bulliciosa geografía caleña.

Este polifacético escritor es autor de los libros El profeta en su casa; El libro rojo de Rojas, coautoría con Elmo Valencia; Doce poetas nadaístas de los últimos días; y El espíritu erótico, coautoría con el pintor Fernando Guinard. Ha sido ganador de tres premios nacionales de poesía otorgados por la editorial Oveja Negra y la revista Golpe de Dados en 1980, con Mi reino por este mundo; por Colcultura en 1985, con La casa de la memoria; y por el Instituto Distrital de Cultura y Turismo en 1999, con El cuerpo de ella. En el 2002 escribió sus confesiones Nada es para siempre - Antimemorias de un nadaísta, y en la actualidad tiene dos obras en el horno: La casa de las agujas, y Autobiografía de Nerón - Anticristo. Se desempeña como profesor universitario y columnista de varios diarios y revistas nacionales.

Para sopesar el talante de Jotamario, quien dice poseer más de 10.000 libros de los que apenas ha leído la tercera parte, baste con citar unos cuantos de sus irónicos chascarrillos:
* “Tú me diste las primeras puntadas de mi amor por la poesía/ brindo por ti con un dedal de vino”. (En alusión a su padre).
* “El profesor de contabilidad es un pequeño ‘asiento’ en mi memoria”. * “¿Qué necesidad hay de legalizar la marihuana, si la marihuana es legal?”.
* “¿Cómo encontrar palabras que digan algo que no es algo?”.
* “Me sometí a un injerto de pelo para escribir unas crónicas, ganándome unos milloncejos, y las mujeres –que antes cedían sólo a cambio de poemas– ahora me lo dan 'gratiniano'”.
* “Les da rabia reconocer las cosas maravillosas que hace Chávez, sobre todo si es en honor de un poeta que se siente inseguro con la seguridad democrática”.
* * *

martes, 14 de abril de 2009

La frase de hoy

“La corrección idiomática no es un deber, es un derecho al que deben acceder los ciudadanos libres”.
Manuel Alvar López (filólogo español)
* * *

lunes, 6 de abril de 2009

Variedades

¿Y tú qué opinas del MÍO?,
haciendo insinuante seña,
me preguntó una caleña;
y –aceptando el desafío–
a riesgo de armarme un lío,
dejando la pena a un lado,
respondí con desenfado:
"Bello y glamoroso capullo,
no puedo opinar del tuyo,
pues... ¡nunca me lo has mostrado!".
Rodrigo Guerrero Velasco (ex alcalde de Cali)
* * *